¿Qué es el zincado electrolítico?
El acero es el material que se utiliza con más frecuencia en la actualidad. Sin embargo, este material presenta una alta tasa de corrosión y por tanto necesita ser protegido adecuadamente de las reacciones electroquímicas del agua, el oxígeno y otros materiales corrosivos.
La excelente resistencia a la corrosión en diversos entornos hace que el zinc sea idóneo para proporcionar, a una amplia gama de productos de hierro y acero, un recubrimiento protector adecuado en distintas condiciones de exposición.
Por estas razones, el zincado electrolítico es el más común de los recubrimientos electrolíticos, y se aplica con frecuencia por debajo de los estratos de pintura para mejorar el rendimiento anticorrosivo y la adherencia de la pintura.
El proceso se logra a través de la inmersión de los componentes metálicos que deben protegerse en un baño con los reactivos adecuados e iones de zinc.
Mediante la aplicación de corriente eléctrica, las piezas metálicas a tratar se transforman en ánodos (+) que atraen iones de zinc (-) presentes en la solución, que a su vez, se apilan alrededor de la pieza metálica volviéndose neutros.
Como resultado, una fina capa de zinc, a temperatura ambiente, se deposita en la superficie metálica a través de la electrólisis.
El espesor de la capa de zinc obtenida por el proceso no es homogéneo, ya que el zinc, a causa del proceso electrolítico, tiende a concentrarse en la punta del tornillo y alrededor de la rosca.
Además, el grosor varía según el tamaño de la pieza, la permanencia en el baño y la intensidad de la corriente eléctrica aplicada.
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VIPA ofrece una amplia gama de zincados electrolíticos con diferente aspecto y espesor.
El espesor estándar de los revestimientos es de 5 µm pero puede variar en función de las especificaciones del cliente (3-12 μm).
Sin embargo, el grosor del estrato de protección es muy fino y no afecta a las tolerancias de las mediciones de la pieza de trabajo.
Aunque la protección contra la corrosión es directamente proporcional al grosor del revestimiento, el zincado electrolítico proporciona un recubrimiento sólido contra la corrosión en dos aspectos.
Primero, crea un efecto barrera, evitando que el oxígeno y la humedad lleguen a la superficie del metal.
Además, el zincado proporciona protección catódica contra la oxidación cuando la base ferrosa de las piezas de trabajo está expuesta a agentes corrosivos.
En la práctica, la capa de zinc actúa como un ánodo de sacrificio que se corroe en lugar del metal protegido. Esto significa que el efecto corrosivo afecta al zinc como prioridad respecto del acero.
Sin embargo, debido al grosor reducido de las capas y a los arañazos, es probable que el electrozincado pierda efectividad con el tiempo. Apareciendo, como resultado de la oxidación del zinc, un polvo blanquecino en la superficie de las piezas metálicas.
Por lo general, para mejorar la resistencia del zincado, se aplica un tratamiento adicional o recubrimiento superficial.
Por ejemplo, el proceso de cromado que consiste en la creación de una capa adicional de óxido de cromo, eléctricamente positivo, que garantiza una alta protección contra la corrosión y retrasa la oxidación del zinc.
La deshidrogenación
El zincado es un tratamiento válido que resulta especialmente adecuado para elementos de fijación y tornillería de baja resistencia.
Garantiza una protección moderada contra la corrosión galvánica y un aspecto agradable con un precio más bajo que otros tratamientos.
Sin embargo, es probable que esta técnica induzca a la fragilización por hidrógeno que tiende a debilitar el material.
En la práctica, cuando una aleación de acero se sumerge en un baño electrolítico (zincado), los iones de hidrógeno presentes en la solución reaccionan con los átomos de carbono. Como resultado, las características mecánicas del material pueden verse comprometidas hasta romperse el material en sí. Este problema se soluciona, en parte, con el tratamiento de deshidrogenación que facilita la eliminación del hidrógeno de las moléculas del compuesto.
Sin embargo, el fenómeno de la fragilización por hidrógeno es tan peligroso e impredecible y el efecto de la deshidrogenación tan incierto, que el zincado no se recomienda para el tratamiento de elementos de fijación de alta resistencia (clase 10.9) y debe excluirse para las clases de resistencias superiores.