La importancia de tornillos y pernos en la evolución de la industria y en la tecnología.
A pesar de su aparente simplicidad, los tornillos y pernos esconden un diseño minucioso: tomaron siglos para convertirse en los objetos que conocemos hoy. Estos componentes de fijación han desempeñado un papel silencioso pero crucial en la historia para una amplia gama de aplicaciones, desde la construcción de edificios hasta el ensamblaje de maquinaria industrial, desde líneas ferroviarias hasta el montaje de vehículos e incluso en la exploración espacial. Con su capacidad para unir firmemente partes y materiales, han permitido la construcción de monumentos icónicos como la Torre Eiffel y han sido un catalizador de la revolución industrial, facilitando el ensamblaje de estructuras complejas y contribuyendo significativamente al desarrollo y construcción del mundo moderno.
Versiones rudimentarias de lo que hoy conocemos como tornillos se usaban desde la antigüedad: las civilizaciones mediterráneas usaban elementos de fijación, principalmente de madera, para ensamblar maquinaria bélica o construir arquitecturas monumentales que han perdurado hasta nuestros días. Sin embargo, el año tradicionalmente asociado con la invención del tornillo es el 1568, cuando se construyó la primera máquina, aunque rudimentaria, para tallar el hilo. Pasaron otros dos siglos para llegar al verdadero punto de inflexión: en 1797, cuando el ingeniero británico Henry Maudslay patentó el primer torno para la rosca. Esta invención permitió la estandarización de las medidas de rosca y volvió intercambiables a las tuercas y pernos entre sí. Si antes cada perno correspondía a una única tuerca, con la estandarización de las roscas, cada perno podía adaptarse a cualquier tuerca, siempre y cuando tuvieran las mismas medidas.
El último paso clave llegó unas pocas décadas después, cuando el progreso tecnológico permitió el accionamiento del torno con energía externa en lugar de alimentación manual. Desde entonces, la productividad despegó, hasta permitir la producción en masa y la comercialización de tornillos, pernos y tuercas. Fueron los años de la revolución industrial, en los que las uniones roscadas jugaron un papel fundamental: al simplificar notablemente los procesos de construcción, permitieron el ensamblaje de maquinarias complejas y la construcción de infraestructuras a gran escala.
Con la venida del siglo XX, las crecientes necesidades de resistencia y ligereza asociadas con la evolución de las tecnologías llevaron a una progresiva especialización de los componentes roscados. Su amplio uso y mayores demandas de seguridad también vieron la creación de normas y estándares dirigidos a hacerlos altamente confiables. Hoy en día, existen tornillos y pernos de diversas tipologías y materiales, como aleaciones de aluminio y titanio, para poder adaptarse a los sectores industriales más especializados. Las tecnologías contemporáneas, como la fabricación asistida por computadora (CAM), han simplificado el proceso de diseño y producción, permitiendo la creación de componentes personalizados para las necesidades más avanzadas.
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