El sistema de gestión de calidad de VIPA: seguridad total garantizada para todos los elementos de fijación

En poco más de una década, la creciente atención a la seguridad de las estructuras, y, por lo tanto, también de los sistemas de fijación, ha marcado una evolución significativa de las normas de certificación. Si hasta finales de los años noventa la seguridad y la calidad de los pernos, tornillos y uniones roscadas en general se evaluaban en relación con sus características intrínsecas, es decir, sus características físicas y químicas, con la llegada de la década de 2000 los criterios de evaluación han evolucionado hacia un examen más completo del funcionamiento de los elementos de fijación, que tiene en cuenta de manera imprescindible sus aplicaciones específicas en el ámbito estructural.

Este nuevo enfoque empezó con la llegada del Eurocódigo al sector de la construcción, introducido primero a nivel europeo y luego, en 2012, transpuesto a nivel nacional en Italia. Del Eurocódigo se derivan una serie de normas técnicas armonizadas (EN) que establecen los requisitos mínimos para el diseño de estructuras en los países de la Unión Europea. Entre otras cosas, estas normas proporcionan instrucciones detalladas para evaluar la idoneidad y seguridad de los elementos de fijación en diferentes aplicaciones estructurales, y exigen obligatoriamente el marcado CE de los componentes.

Desde la entrada en vigor de las normas del Eurocódigo, los proveedores de pernos, tornillos y elementos de fijación deben someter sus productos a pruebas exhaustivas y rigurosos controles de calidad a fin de garantizar su conformidad con las normas y demostrar que cumplen los requisitos de resistencia, durabilidad, seguridad y prestaciones estructurales específicos de cada categoría de uso.  Además, el efecto secundario de la aplicación del Eurocódigo ha sido un aumento general de la sensibilización del mercado con respecto a las certificaciones, lo que ha llevado a un aumento significativo de la demanda de otras certificaciones más clásicas y consolidadas. En particular, se requiere la certificación F3.1, mediante la que el fabricante certifica la conformidad del material sobre la base de pruebas específicas realizadas internamente en la empresa.

En este contexto, VIPA destaca gracias a un laboratorio de control de calidad de vanguardia, donde técnicos especializados realizan pruebas rigurosas como pruebas de tracción, comprobaciones dimensionales, análisis químicos y metalográficos, análisis de resistencia a la corrosión, pruebas de dureza y comprobaciones de los pares de apriete. El laboratorio, equipado con maquinaria y tecnología de última generación, es la cúspide del sistema de gestión de la calidad que VIPA ha desarrollado a lo largo de los años de acuerdo con la norma UNI EN ISO 9001:2015.

 

Se trata de un sistema de control de calidad completo, que empieza con la atenta selección de los proveedores de materias primas, pasa por la supervisión del proceso de producción en todas sus fases y, por último, examina el producto acabado tanto desde el punto de vista químico-físico como en relación con sus aplicaciones estructurales. Todo ello con un único objetivo: garantizar a las empresas elementos de fijación con los más altos estándares de calidad y seguridad, con marcado CE y todas las certificaciones de calidad necesarias.

Share: