Los tornillos son, probablemente, el elemento de fijación más útil y versátil para aquellos que trabajan con la madera, desde el sector de la construcción hasta el bricolaje. Las razones de su popularidad residen en la fiabilidad que ofrecen para las diferentes aplicaciones, en su coste relativamente bajo y en la facilidad para conseguirlos en cualquier ferretería
Acero, latón, bronce o aluminio son algunos de los materiales más comunes utilizados para la fabricación de tornillos para madera. De todos ellos, los tornillos de acero son, posiblemente, los más fiables en términos de resistencia, mientras que los demás encuentran su aplicación en trabajos concretos o cuando es necesario lograr un resultado estético en particular.
Existe otra diferencia fundamental entre los tornillos para madera genéricos, que son ampliamente utilizados en proyectos ligados al bricolaje o para el ensamblado de muebles, y los tirafondos y los tornillos estructurales que se utilizan para mantener unidos bloques de madera pesados y ofrecen prestaciones de apriete superiores en el campo de la construcción y de la carpintería.
Los tirafondos son similares a los tornillos para madera, pero cuentan con un diámetro y un largo superior y son de cabeza hexagonal. La rosca parcial de los tirafondos permite a los tornillos apretar correctamente dos bloques de madera, ejerciendo tracción solo en la parte roscada y garantizando de este modo acercar y apretar de forma segura las piezas. Habitualmente se instalan por medio de una llave, a diferencia de otros tipos que requieren de un destornillador. El estándar de referencia internacional para este tipo de tornillos es la DIN 571.
Los tornillos estructurales para madera son un tipo de tornillo relativamente nuevo. Estos ofrecen una doble ventaja. Al ser muy finos y afilados de pueden utilizar sin necesidad de un orificio piloto ahorrando, de este modo, tiempo y esfuerzo.
Así mismo, a pesar de su aspecto frágil, los tornillos estructurales se fabrican en acero templado de alta calidad, lo cual les confiere una mayor resistencia y garantiza uniones más sólidas entre los materiales.
Aparte de los materiales y diferentes usos, los tornillos para madera se pueden clasificar en función de la forma de la cabeza y del tipo de destornillador. La forma de la cabeza tiene un impacto importante en cómo los tornillos para madera se comportan en cada uso en particular. Aunque se dispone de una extensa variedad de formas, principalmente son cuatro las más comunes y utilizadas para trabajos de carpintería.
Los tornillos planos de cabeza avellanada quedan por debajo de la superficie de trabajo y se usan habitualmente en todo tipo de trabajos, desde los más sencillos a los más complejos, siempre que sea necesario que el tornillo desaparezca dentro del estrato de madera. Siempre se recomienda, antes de la aplicación, contar con un orificio rebajado en la superficie para obtener mejores resultados.
Muy similares son los tornillos con cabeza abombada, caracterizados por una cabeza avellanada y con una ligera forma de cúpula. Estos se emplean principalmente por motivos decorativos.
Los tornillos de cabeza hexagonal tienen un lado inferior plano, y quedan por encima de la superficie del material en el cual se aplican. Dicha forma de la cabeza se suele utilizar en los tornillos de mayor tamaño, dado que garantiza mayores pares de apriete. Como hemos mencionado anteriormente este tipo de cabeza se suele utilizar en los tornillos tirafondos.
Respecto al tipo de destornillador apropiado, las opciones son infinitas. En cualquier caso, los cuatro tipos más comunes que podemos encontrar en el mercado son.
Los tornillos con huella plana, son los tradicionales tornillos creados a lo largo del siglo XIX y que durante un largo tiempo han representado la mejor solución por su sencillez y por los reducidos costes de producción. Se caracterizan por dos puntos de contacto y se pueden girar incluso con una simple pieza plana.
Sin embargo, este tipo de tornillos ofrece un menor rendimiento, en términos de apriete, debido a su forma.
Los tornillos de huella plana favorecen, de hecho, el deslizamiento del destornillador y de su punta (el denominado como proceso come-out). Este tipo de tornillos se utiliza principalmente cuando se quiere lograr un estilo retro, como por ejemplo en la restauración de muebles antiguos.
Los tornillos con huella de cruz (Philips, PH), creados a lo largo de los años treinta, rápidamente adquirieron un papel más importante en el mercado de los elementos de fijación gracias a sus cuatro puntos de contacto, que ofrecen mayor rendimiento de apriete. Estos se caracterizan por una huella en forma de cruz que centra la punta del destornillador de forma automática.
Este tipo de tornillos también se sigue usando mucho en la actualidad, tienen tendencia a generar un come-out o deslizamiento del destornillador y de su punta, especialmente si se emplean destornilladores de batería.
Por este motivo a lo largo de los años sesenta, se desarrolló una variante mejorada de los tornillos con huella de cruz creándose los tornillos con cabeza Pozidrive (PZ). Los tornillos Pozidrive son similares a los tornillos Philips, pero tienen cuatro puntos de contacto adicionales que proporcionan un mejor agarre entre la cabeza del tornillo y la punta del destornillador, lo cual garantiza un mejor par de apriete.
Los tornillos con cabeza hexalobular Torx (TX), un nuevo tipo de tornillos que se está convirtiendo cada vez en más popular entre aquellos que trabajan la madera. El secreto de su éxito reside en dos características que lo hacen fácil de utilizar con los destornilladores de batería.
Su hueco se adhiere perfectamente a la punta del destornillador formando una conexión temporal. Esta peculiaridad permite a los trabajadores de la madera aplicar el tornillo sin necesidad de sujetarlo.
Así mismo, los tornillos Torx, ofrecen una mejor resistencia al come-out. Los tornillos estructurales generalmente tienen cabeza Torx.
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